martes, 21 de septiembre de 2010

Evangelio Martes 21-09-10

En aquel tiempo vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
"Sígueme".
El se levantó y lo siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo,
preguntaron a los discípulos:
"¿Cómo es que su maestro come con publicanos y pecadores?"
Jesús lo oyó y dijo:
"No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
Palabra del Señor.

Reflexion

Hoy el senor me pide que me vuelva a levantar, que salga de ese estado de tibieza
-del «ir tirando» o «ir a medias» en el que me quedo cuando descuido la
lucha por vivir un plan de vida, por aprovechar el tiempo, por hacer
apostolado, por hacer una pequeña mortificación cada día. Un medio crucial
para mantenerme de pie en la lucha, para seguirte y seguirte de cerca, es el
examen de conciencia. «Avanzad siempre, hermanos míos. Examinaos cada día
sinceramente, sin vanagloria, sin autocomplacencia, porque nadie hay dentro
de ti que te obligue a sonrojarte o a jactarte.

Examínate y no te contentes con lo que eres, si quieres llegar a lo que
todavía no eres. Porque en cuanto te complaces en ti mismo, allí te
detuviste. Si dices ¡basta!, estás perdido» (San Agustín). Si cada noche me
pongo en tu presencia y hago un poco de examen de conciencia -dos o tres
minutos- repasando cómo he vivido el día, me daré cuenta de por dónde
flaquea mi vida espiritual, y podré volver a empezar una y otra vez. Si
cuido el examen de conciencia, con tu ayuda, podré mantener siempre una vida
interior vibrante y encendida.

Proposito del día

"compartir con alguien alguna experiencia que haya tenido con el señor".