Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme y los haré pescadores de hombres". Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
Reflexión
Jesús continúa llamando hombres y mujeres, pues como él mismo lo dijo: "la mies es mucha y son pocos los trabajadores". Tú, como yo, hemos sido llamados a cooperar con él para "pescar hombres", para anunciar la Buena Nueva del Evangelio.
Todas las vocaciones en la iglesia son santas y tienen como último propósito la construcción del Reino. Tanto el sacerdote, como el casado, así como aquellos que deciden consagrar su vida en celibato, estamos comprometidos a mostrar en nuestra vida la presencia de Dios, esto implica DEJAR TODO lo que pudiera ser contrario a ella.
La invitación permanece abierta y cada vez más apremiante. Ojalá y cada vez haya más hombres y mujeres que decidan seguir con radicalidad y con amor a Jesús y aceptar su llamado de amor.
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