miércoles, 11 de noviembre de 2009

Evangelio Miercoles 11-11-09, Lucas 17, 11-19

En aquel tiempo, cuando Jesús iba de camino a Jerusalén, pasó entre Samaria y Galilea. Estaba cerca de un pueblo, cuando le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se detuvieron a lo lejos y a gritos le decían: "¡Jesús, maestro, ten compasión de nosotros!"

Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Mientras iban de camino, quedaron limpios de la lepra.

Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: "¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?" Después le dijo al samaritano: "Levántate y vete. Tu fe te ha salvado".

Reflexión

Me parece que una de las cosas que se ha ido perdiendo en nuestros días es el valor de la gratitud. Solo piensa: ¿Cuántas veces al día dices "gracias"?. Vivimos en un mundo tan mecánico que se nos olvida que detrás de la mayoría de los dones o beneficios que recibimos está alguna persona a la que seguramente le haría mucho bien recibir un "gracias". No importa si lo que la otra persona hizo por ti lo haya hecho por obligación.

Agradecer ensancha el corazón y nos introduce a la esfera de Dios que, aun siendo Dios se hizo hombre y se dió por nosotros. No dejemos que nuestras prisas, el mecanicismo, la distracción o la soberbia nos ganen. Aprendamos a decir: "Gracias". Verás, que de la misma manera que ese "gracias" a Jesús le cambió la vida al samaritano, así será, sin lugar a dudas, en nosotros si sabemos agradecer, pues todo en esta vida es "don" que hay que agradecer.

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