martes, 8 de diciembre de 2009

Evangelio Martes 8-12-09, Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada con un hombre llamado José, de la descendencia de David; el nombre de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo:
"Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué significaba tal saludo. El ángel le dijo:
"No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará sobre la descendencia de Jacob por siempre, y su reino no tendrá fin".
María dijo entonces al ángel:
"¿Cómo será ésto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?"
El ángel le contestó:
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será Santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque para Dios no hay nada imposible".
María dijo:
"Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí como tú dices".
Y el ángel se retiró.

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