miércoles, 2 de diciembre de 2009

Evangelio Miercoles, Mateo 15, 29-37

En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se sentó. Acudió a él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y él los curó. La gente se llenó de admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los ciegos veían, que los mudos hablaban y los tullidos caminaban; por lo que glorificaron al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino". Los discípulos le peguntaron: "¿Dónde vamos a conseguir, en este lugar despoblado, panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?" Jesús les preguntó: "¿Cuántos panes tienen?" Ellos contestaron: "Siete, y unos cuantos pescados".

Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, Jesús tomó los siete panes y los pescados, y habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue entregando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado.

Reflexión

La misericordia de Jesús era tan grande que no quería dejar ir a la muchedumbre sin darle de comer. A veces nosotros podemos llegar a preguntarnos: Donde esta Dios con el mundo como anda? La respuesta es que Dios nos hizo a ti y a mi para que la muchedumbre no tenga hambre. Dios cuenta con tus manos y las mias para ayudar a los demas. Solo necesitas poner a su disposición los pocos o muchos talentos que tengas, y en sus manos se reproduciran, dará para alimentar a todos e incluso sobrará. Estas dispuesto a ofrecer tus panes y peces al señor?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribenos!!